A la hora de buscar un sitio para celebrar una boda, hay que tener en cuenta: el espacio, los servicios que ofrece (acústica, iluminación, catering e instalación eléctrica) y, si es posible, la originalidad o la historia del sitio. Por eso las haciendas en Sevilla se han vuelto una tendencia a la hora de elegir el sitio para una celebración, porque reúnen muchos de los requisitos que busca la pareja que va a casarse.
Y si, además, el lugar cuenta con una historia de más de 400 años, la magia que envuelve al evento se hace aún mayor. Salones que conservan la solera de las antiguas atarazanas o el lagar; jardines con árboles centenarios, suelos y estructuras totalmente rehabilitadas, manteniendo el aspecto original… Hacienda La Soledad es el sitio perfecto para albergar parte de vuestra historia.
Orígenes de Hacienda La Soledad
La historia de nuestra hacienda se remonta a 1542, a una heredad conocida como “de los Espinosa”, dado el apellido de la familia que la poseía. El caserío, actualmente restaurado, pertenecía a una hacienda de olivar, explotación agrícola típica de la provincia de Sevilla. Según las doctoras María Parias y Mercedes Gamero, profesoras e investigadoras de la Universidad de Sevilla a quienes se les encomendó la tarea de investigación de la historia de la hacienda, dada la “volumetría y aspectos estéticos y decorativos, puede decirse que está entre las primeras construcciones rurales del barroco sevillano”.
Además, esta hacienda para bodas en Sevilla mantiene en pie una de las almazaras más antiguas de las que se tienen datos, así como la original viga del molino. Ambas dependencias son visitables y, en ellas, se puede llevar a cabo una parte de la recepción a la vez que se visita esta fábrica de transformación de la aceituna en aceite.
Como no podría ser de otra manera, el pasado económico de esta hacienda en Sevilla estuvo vinculado a la producción de los olivares, así como a otro tipo de negocios, tales como lanas y jabón (durante su primera etapa obtuvo la adjudicación de la fabricación de todo el jabón blanco y negro del arzobispado de Sevilla y Cádiz).
Tras esta etapa, pasó la propiedad a ser de Don Adrián Delgado Ayala, y aquí es cuando pasó de denominarse heredad a llamarse Hacienda La Soledad la Nueva. Este nombre, el de “La Soledad”, está vinculado a la adoración mariana de una antigua cofradía nobiliaria y cuya imagen preside la portada principal de este lugar en forma de azulejo. Tras esta compra, en 1699, viene una reconstrucción de todas las estancias, y es por eso por lo que esta fecha aparece en la portada y en la fachada del señorío, en esta última escrita con números romanos intercalados en los arcos.
Y así, Hacienda La Soledad pasó por varias manos que han ido reconstruyendo y conservando su aspecto, hasta llegar D. Francisco Gómez de Barreda y Samano, que se hizo con la propiedad ampliando la superficie agrícola y convirtiendo las tierras, de nuevo, en una gran explotación. Esta dinámica se ha mantenido hasta nuestros días, con diferentes familias, que supieron reconocer entre muchas haciendas de Sevilla el carácter diferente que tiene para seguir manteniéndola y convertirla en el espacio ideal para celebrar una boda.
Tradición, encanto y amplios espacios: una de las mejores haciendas para bodas en Sevilla
Cada rincón de esta hacienda está perfectamente conservado para que los asistentes puedan formar parte de su cultura e historia. Atarazanas, lagar, caballerizas, diferentes patios, amplia zona de parking, un precioso jardín y huerta llena de naranjos entrelazados… Disponemos de hasta 13 espacios diferenciados en los que podrás llevar a cabo cualquier celebración, contando con instalación eléctrica en todas las estancias y zonas para el catering.
Puedes concertar una cita y venir a visitar Hacienda La Soledad, una de las mejores haciendas en Sevilla. ¡Te enamorarás!