Sevilla, la joya del sur de España, es una ciudad impregnada de historia, cultura y tradición. Sus estrechas calles empedradas y sus monumentos centenarios guardan secretos que no todos los lugareños conocen. Entre las leyendas que dan vida a las piedras antiguas, destaca la leyenda del cocodrilo o lagarto de la Catedral de Sevilla.
El fascinante relato del cocodrilo, cariñosamente conocido como «el lagarto», en la catedral de Sevilla, se convierte en uno de los atractivos más entrañables para aquellos nacidos en esta ciudad. Incluso, hay sevillanos que desconocen de su existencia.
No podemos restar importancia a cada elemento de la Catedral pero hay uno que llama la atención y es la misteriosa figura del cocodrilo que cuelga del techo en la famosa Puerta del Lagarto (situada junto a La Giralda y reservada para grupos).
No es de extrañar que cerca de la Catedral haya un bar, en la calle Hernando Colón, con el nombre de “Picalagartos” o simplemente “Taberna del Lagarto”.
Para seguir conociendo más sobre esta leyenda, nos vamos a transportar a la Sevilla de Alfonso X el Sabio, una ciudad recién conquistada a los musulmanes, que emergía como el epicentro de Castilla en aquella época.
Una comitiva, proveniente de Egipto, se embarcó en una travesía hacia la Península Ibérica con el objetivo de llegar a Sevilla y solicitar, en nombre del sultán, la mano de Berenguela, hija de Alfonso X. El pretendiente, posiblemente el primogénito del sultán egipcio, añade un toque de misterio a esta historia.
Berenguela, nacida en Sevilla en 1253, inicialmente destinada a casarse con Luis, hijo del rey Luis IX de Francia, ve su destino cambiar tras la prematura muerte de su prometido en 1260. Esto abre la posibilidad de que el nuevo pretendiente fuera el primogénito del sultán Az-Zahir.
A pesar de su posición como heredera al trono de Castilla y señora de Guadalajara, Berenguela opta por una vida religiosa en el monasterio de Santa María de las Huelgas de Burgos.
La comitiva egipcia, tras un largo viaje, llega a Sevilla portando regalos exóticos como un cocodrilo del Nilo, un colmillo de elefante y una jirafa, todos ellos símbolos de opulencia.
Sin embargo, el monarca, inmerso en la lucha contra los musulmanes y representando a una monarquía cristiana, rechaza la solicitud de matrimonio para su hija.
Después del fallecimiento del cocodrilo, el animal es disecado y expuesto de cara a los feligreses y futuros visitantes al templo.
Junto a esta intrigante pieza, se exhiben el colmillo de elefante, el supuesto freno de hierro de la jirafa y una vara que algunos interpretan como un cetro y otros como una fusta para dirigir al animal. De todos estos elementos, el reptil destaca como el más llamativo.
En una ciudad donde los cocodrilos son rarezas, los sevillanos de antaño lo bautizaron como «lagarto», nombre que ha perdurado hasta hoy.
El lagarto de la catedral da nombre a la nave donde pende (nave del lagarto) e incluso a la puerta de acceso al templo desde el patio (puerta del lagarto). Actualmente, podemos encontrar una copia de madera del siglo XVI.